EL APOGEO DEL COLOR
Hery Matisse: "Vista de Collioure" (1906). San Petesburgo. |
Nos
encontramos en la ciudad de París, a finales de 1905. Un crítico de
arte pasea por las estancias donde se presenta el Salón de Otoño
correspondiente a ese año. Una parte de los cuadros que forman la
exposición producen en el crítico una fuerte conmoción. Le resultan
tremendamente desagradables, mal realizados, sin ninguna profesionalidad
y con colores chillones. Para calificar lo que ha visto no se le ocurre
otra denominación mejor que la de cuadros "fauves" (fieras, en nuestra
lengua). Así fue como Louis Vauxcelles dio nombre, aún sin quererlo, a
un nuevo movimiento pictórico, una de las primeras vanguardias
artísticas del siglo XX: el fauvismo. El arte de las fieras.
"Mujer marroquí" (1912). San Petesburgo. |
Los
pintores fauvistas reaccionan de forma radical contra los postulados
impresionistas. Para ellos el objeto principal de la pintura no ha de
ser la luz, sino el color. Niegan que sea la luz la que cree los colores
y casi afirman que el color tiene existencia por sí mismo. Esa es la
esencia del fauvismo: la pasión por el color, al que dejan expresarse de
manera pura. Las mezclas en la paleta resultan innecesarias; mejor
emplear la pintura tal como sale del bote. Colores puros, planos, vivos,
llamativos, sin mezcla que los contamine. Pero para que los colores no
se "peleen" hace falta dibujar, marcar los contornos de las figuras,
señalar unas fronteras entre ellos. Hay por tanto también en el fauvismo
una clara recuperación del dibujo, en cuanto que ayuda a definir el
espacio de cada color.
Maurice Vlaminck: "El restaurante `la Machine´, en Bougival" (Hacia 1905). Paris. |
De
esa última idea de espacio pictórico arranca la otra gran
característica del fauvismo. El color es plano, el espacio es plano en
el cuadro, de manera que la perspectiva va a perderse en manos del
color, la profundidad deja casi de existir y además no existen focos de
luz que organicen la superficie pictórica. El color crea el espacio y,
además, es amigo de lo simple, de lo sencillo. He aquí una huella de los
planteamientos que Gaugin había ya formulado.
.
Andre Derain: "El puente de Charing Cross, en Londres" (1906). Washington. |
Fue así como los principales pintores fauvistas, los franceses Henry Matisse (1869-1954) y André Derain (1880-1954) o el holandés Maurice Vlaminck
(1876-1958), crearon durante algunos años una corriente pictórica
enormemente poética, basada en la sencillez, en la que tratan de
reflejar la realidad de forma absolutamente emocional; a fin de cuentas,
los colores describen emociones. Su pintura está vinculada al mundo de
los sentidos, a la percepción. Por eso un ser humano puede ser rojo y el
agua de un río amarilla o las montañas rosas. El color lo es todo.
TOMADO DE:
http://aprendersociales.blogspot.com/2007/05/la-pintura-fauvista.html
TOMADO DE:
http://aprendersociales.blogspot.com/2007/05/la-pintura-fauvista.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario